Nicolau Facchinetti fue uno de los artistas más respetados que trabajaron y enseñaron en Río de Janeiro en el siglo XIX. Al reverso de sus lienzos siempre anotaba la ubicación de la vista y quién le había encomendado el cuadro. También enfatizaba que sus paisajes eran “fieles retratos de la naturaleza”. Para hacer sus escenas más creíbles, Facchinetti a menudo se incluía en sus cuadros: en esta pintura se ve al artista en un segundo plano, resguardándose bajo una cubierta hechiza mientras pinta.