Pintado en 1868, De mañana en el Alto Ottawa revela la mano magistral del artista Otto Reinhold Jacobi. La vista del Alto Ottawa es asombrosa no solo por su amplitud: plasma no solo el amplio caudal, sino también los acantilados y follaje que se asoman por sobre el lecho del río. Jacobi parece haber capturado el Alto Ottawa en un momento ajeno al tiempo humano; el torrente del agua del primer plano le da acción y movimiento a la pintura, mientras que los picos apenas visibles a lo lejos representan la permanencia de las formas geológicas. Mientras Canadá se subía al tren del crecimiento industrial del siglo XIX, pinturas como De mañana en el Alto Ottawa se convirtieron en recordatorios románticos e idealizados de la tierra salvaje de Norteamérica que desaparecía a pasos agigantados.