Considerado uno de los primeros paisajes “modernos” del Perú, Haravicu toma por sujeto una de las últimas paradas en una serie de pascanas o lugares de descanso en las montañas peruanas. El término “haravicu” hace referencia a los poetas del Imperio inca que transmitieron su obra mediante la declamación. En la pintura de Laso, el orador de la izquierda levanta la mano mientras que el grupo de figuras espera atento. Al colocar esta transmisión de la historia y la cultura orales en las montañas peruanas, Laso sugirió que la memoria del pasado antiguo sigue viva dentro de los pueblos indígenas del Perú, quienes a su vez se fusionan con los picos eternos de los Andes.