Como contrapunto regionalista a las escenas de la vida urbana industrial durante este periodo, El barbecho de otoño de Grant Wood captura los campos cercanos a su estado natal de Iowa y suspende la naturaleza y la industria en un delicado equilibrio. El lenguaje visual de El barbecho de otoño enfatiza aun más la evolución de la tradición a la innovación, con las ondulantes colinas campestres ejecutadas con formas racionales y geométricas que hacen eco de las líneas limpias y las curvas del arado al centro. En El barbecho de otoño Wood retrata la pureza rural del paisaje, al tiempo que ilustra la importancia de la cambiante tecnología para el desarrollo del Medio Oeste estadounidense y su sector agrícola. Wood no está solo en esta visión cada vez más modernista de la vida rural: a pesar de estar separados por cientos de kilómetros e historias nacionales divergentes, El barbecho de otoño de Wood se asemeja a la obra de la artista canadiense Anne Savage, El arado, tanto en cuanto al tema como a la composición.