Troje de María Izquierdo invoca la historia socioeconómica de México para poder reflexionar sobre la cultura posrevolucionaria mexicana. La pintura de Izquierdo, una escena rural en donde se aprecian un gallo, un cerdo y la arquitectura vernácula, emplea un estilo claramente único y modernista para representar un pasado agrícola compartido. En 1943, a medida que en las ciudades crecieron economías más grandes e industriales a lo largo y ancho del continente americano, obras como Troje habrían sido vistas como claramente modernas y profundamente históricas.