Alejado de la industria y el materialismo que dieron fama a los Estados Unidos de América a finales del siglo XIX, Tarde de verano, Montclair, Nueva Jersey revela la manera en que el artista, George Inness, se relacionaba con la tierra como fuente de espiritualidad y de una experiencia estética más intensa. Inness se convirtió al swedenborgianismo en la década de 1860 y creía que el proceso de la pintura cultivaba la espiritualidad. En Tarde de verano, el peso del aire húmedo de verano se siente gracias a las veladuras y pinceladas suavemente integradas de tonos negruzcos, y desdibuja las distinciones entre las formas y las combina en una expresión compartida de interrelación armoniosa. Las figuras enfatizan aun más la espiritualidad de la obra: dos están sentadas en un campo, mientras que una está de pie o andando por un camino que biseca la composición cerca del horizonte. Este trío crea un sentido de equilibrio en medio de la naturaleza salvaje, lo que profundiza la ilusión de un ideal agrario capturado en la luz diáfana y fugaz a medida que la tarde se transforma en oscuridad.