Durante sus viajes por Venezuela, Ferdinand Bellermann hizo innumerables dibujos in situ y pequeños bosquejos al óleo del paisaje, que posteriormente empleó para crear pinturas más grandes. La cueva del Guácharo es producto de esta práctica y transmite la belleza del sitio al tiempo que describe científicamente sus diversas especies vegetales al estilo del naturalista prusiano Alexander von Humboldt, cuyas numerosas publicaciones sirvieron de guía para los viajes de Bellermann. En La cueva del Guácharo, la impresión indeleble que la caverna dejó en el artista hace eco en esta imagen de grandeza, opulencia y sublimidad. El artista también pintó otras dos versiones de este tema.