En este retrato del helado Norte, Lawren Stewart Harris explora el drama y la belleza del mundo natural con audaces colores y formas simplificadas. Harris era un hombre profundamente espiritual y dedicó buena parte de su vida a un sistema de creencias llamado teosofía, que explora los misterios del ser para adquirir el autoconocimiento y la sabiduría necesarios para alcanzar la iluminación. En el sobrecogedor paisaje del Ártico, halló la encarnación primordial de la fuerza y la belleza de la naturaleza. Grounded Icebergs presenta una vista que Harris encontró en el verano de 1930 durante un viaje de dos meses de duración al Ártico, aunque no pintó el cuadro sino hasta varios meses después de la excursión terminara.