Onofre Jarpa fue un prolífico pintor que formó parte de la primera generación de artistas que adoptaron el paisajismo chileno y ayudaron a elevarlo como una expresión artística nacional. Jarpa estudió en Chile y posteriormente en Europa, para luego regresar a su país natal con ideas opuestas a las del Realismo, un movimiento que él consideraba brutal y falto de armonía. En cambio, argumentó a favor de un entendimiento del artista como mediador, como intérprete de una escena y creador de una obra que captura la naturaleza idealizada. En su obra, En las cordilleras de Chillán, Quebrada del Manzano, pintó verdes campos y los picos coronados de nieve de los Andes, con lo cual le presentó a sus espectadores una visión romántica e idealizada de un paisaje chileno clásico y representativo desde el punto de vista topográfico.