Las cataratas del Iguazú, la frontera natural entre Brasil, Argentina y Paraguay, son cuatro veces más anchas que las cataratas del Niágara y constan de 270 cascadas. El sistema de cascadas fue un territorio disputado durante la Guerra del Paraguay (1864–1870), que llevó al establecimiento de fronteras políticas en la región. El continuo y sangriento conflicto evitó que se formara una industria turística importante en torno a las cataratas hasta finales del siglo XIX, pero para cuando el artista uruguayo Pedro Blanes Viale las pintó, ya se habían convertido en un importante destino turístico de la región.