Las grandes extensiones de las pampas de la Argentina y Uruguay, que eran sitios ideales para la cría de ganado, se convirtieron en fuente de inspiración para muchos paisajistas sudamericanos. Aquí, Prilidiano Pueyrredón enfatizó la planicidad del terreno empleando una orientación horizontal para acentuar el espacio negativo que en otras vistas hubieran ocupado sensacionales montañas o torrentosas cascadas. Para Pueyrredón, la belleza del paisaje se halla en el peso del ocaso que cae sobre este tramo de terreno llano. Como una intersección de productividad y placer estético, Atardecer pampeano también captura la liminalidad de la pampa, a medida que el día se vuelve noche y las labores civilizadoras de la cría de ganado dan paso a la indómita oscuridad.